20 octubre 2021
La mayoría de los profesionales que lideran cadenas de suministro buscan alcanzar agilidad en las operaciones. Sin embargo, está la duda de si se entiende con claridad a qué se refieren cuando apuestan por la agilidad. Ésta ha sido un foco de atención importante para las organizaciones a medida que aumentan las expectativas de los clientes, y los retos de una empresa global y la digitalización influyen en cómo se comercian y se venden productos. En este contexto, la agilidad se vislumbra como la clave para el éxito empresarial sostenido.
La agilidad es una palabra de moda que frecuentemente acarrea conceptos erróneos. Existe una falta de claridad y consenso sobre lo que realmente significa. El primer concepto erróneo es que la agilidad equivale a velocidad. Pero responder a imprevistos en la demanda con mucha rapidez no es una solución sostenible en el tiempo. Puede funcionar en ciertas ocasiones, pero si es una práctica habitual se puede volver muy costoso. Además, a costa de alcanzar la rapidez, a veces se compromete la calidad de la entrega. La velocidad es valiosa, pero a la larga no es suficiente.
El segundo concepto erróneo es que las cadenas de suministro ágiles son demasiado costosas de operar. Y puede que sea así, pero sólo se requiere cambiar de perspectiva y ver la inversión desde otro punto para entender cuál es el beneficio de fondo. En un contexto de incertidumbre y ambigüedad, contar con una cadena de suministro ágil puede significar una mejora en la capacidad de la empresa para limitar las desventajas y aprovechar las oportunidades.
Es decir, la inversión que significa una cadena de suministro ágil puede considerarse como un “seguro” contra la pérdida de ventas, o el impacto negativo que tienen las interrupciones. Es así que se alcanza una consistencia en la excelencia del servicio al cliente.
Por otro lado, el grado de agilidad necesaria dependerá de lo que su empresa quiera “asegurar” en la cadena frente a posibles riesgos. Sin embargo, no es cuestión de cambiar inmediatamente las estrategias, e intercambiar en un abrir y cerrar de ojos sistemas actuales por otros mejores. A medida que las cadenas de suministro crecen y las huellas globales se expanden, la complejidad de los procesos hace que sea cada vez más difícil implementar la agilidad. La importancia de implementarla tiene que ver con contar con cadenas de suministro más resilientes, que no se quiebren ante imprevistos. Y uno de los pilares fundamentales para alcanzar la agilidad es disponer de datos precisos en tiempo real, porque permite tomar decisiones de forma informada.
Para obtener esta disponibilidad de los datos de una manera efectiva, también debe poder accederse desde un mismo lugar. Softwares que ayudan a gestionar la cadena de suministro pueden conectar los diferentes sistemas que la conforman para proporcionar esta única fuente de información, que va desde el principio hasta el fin de la operación. Además, los datos deben estar a disposición para que diferentes partes los consulten, para así mejorar la colaboración. Por último, estos datos también sirven para trabajar con los sistemas que planifican la ejecución en tiempo real, en otras palabras, con aquellos sistemas o softwares que orquestan la cadena de suministro. Este acceso a la información le permite autorizar decisiones más eficazmente y garantizar el cumplimiento de la entrega de pedidos, para a la larga contar con mejores resultados, y más rentables. Por ejemplo, OMNIX es una plataforma SaaS que justamente integra todos los procesos de la operación en un solo lugar, y así es que permite esta visibilidad del flujo de datos en tiempo real.
Otra cuestión a tener en cuenta cuando se piensa en las cadenas de suministro ágiles es considerar qué capacidad tiene la empresa para digitalizar y comprender las restricciones en tiempo real. Esto significa que, si su empresa busca ser ágil, debe considerar invertir en sistemas que pueda tomar toda la información disponible acerca de estas restricciones, incluyendo los SLA, las fechas y los tiempos de entrega, los costos, la capacidad externa de los socios, etcétera, con el fin de ejecutar de la mejor manera posible el volumen de pedidos que van llegando.
Aunque los sistemas heredados con los que cuente su empresa puedan evaluar estas restricciones, es importante contar con una solución que las contemple a todas a la vez. Una solución de este tipo puede ayudarle a resolver diferentes problemas, por ejemplo, puede conducir a un mejor uso del inventario en toda su red para evitar oportunidades de venta, o el retraso de entregas, o a una gestión más rápida de las excepciones e imprevistos. OMNIX cuenta con esta funcionalidad, ya que toma los datos disponibles, y en base a ellos automatiza la toma de decisiones, para gestionar los imprevistos o incluso para anticiparlos y pre corregirlos.
Sistemas que logren hacer esto lo hacen mediante una orquestación de la cadena de suministro, porque la manera en que gestionan imprevistos es teniendo en cuenta toda la información disponible, y optimizando los flujos acordemente. Además, la verdadera optimización se produce cuando se hace en correlación con otros pedidos: los pedidos en curso, y los pedidos futuros. Así, por ejemplo, puede dividir y consolidar pedidos, utilizar proveedores específicos según exigencias de cada orden, replanificar envíos cuando lleguen otros nuevos, etcétera.
Para tener una cadena de suministro verdaderamente ágil, debe pensar estratégicamente en sus inversiones internas, sus asociaciones y sus bases tecnológicas. Los sistemas heredados no aportan a la visibilidad de los procesos y la información que se desprende de ellos. La agilidad implica que las partes colaboren entre sí para tomar decisiones de forma rápida y óptima, y la orquestación de las cadenas facilita esto porque conecta los sistemas heredados, construyendo conjuntos de datos comunes y certeros. Para agilizar sus operaciones no es necesario eliminar todas las bases tecnológicas con las que cuenta la empresa, simplemente hay que pensar en ampliarlas con tecnología innovadora. Para las organizaciones que son capaces de encontrar este equilibrio, el costo que supone la agilidad puede amortizarse con creces al aumentar la fiabilidad, la calidad y la rapidez del servicio al cliente.
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